Hola, soy tu miedo


Dices que soy malo, me ruegas que me vaya,

siempre me cierras la puerta de tu casa.

Pero yo no quiero causar problemas,

solo te pido que me comprendas.

No es mi intención molestar

y, mucho menos, asustar.

Nunca he tenido buena fama,

es el lastre que me acompaña.

Tú huyes rápidamente de mí,

creyendo que así serás más feliz.

Yo te pido que me escuches atenta,

mientras tú te enfadas y te alejas.

Evitas recibirme porque me temes,

yo permanezco en tu puerta aun si no quieres.

Tantas veces he llamado que perdí la cuenta.

Bien, no importa, esperaré fuera.

No sé qué otra cosa mejor podría hacer…

¡Tengo paciencia para dar y vender!

Por favor, ¿podrías abrirme de una vez?

Déjame mostrarte por qué me debes conocer.

Tú, en cambio, me respondes con agonía:

«¡Cuando apareces me amargas el día!»

Anda, vamos, dame una oportunidad…

« ¡No, eres muy feo y difícil de mirar!»

Sin embargo, yo también me canso

si pasa mucho tiempo y no me haces caso…

Por eso a veces me puedo enojar

y con más fuerza te vuelvo a llamar.

Ay, nuestra relación es bastante complicada…

¡Y eso es porque de mí no sabes nada!

En primer lugar, tienes que entender,

que es normal que no te caiga bien.

Vale, no soy alto, guapo y rubio,

pero quiero ayudarte, ¡te lo juro!

«¿¿Cómo?? ¿¿Ayudarme a qué??

¡Si más horrible no puedes ser!»

Ayudarte a ser más segura y fuerte,

a no creerte todo lo que te diga la gente.

Si me miras a los ojos con valentía,

verás que no soy tan terrible como creías.

Solo vengo a enseñarte que lo que más temes,

son ficciones de tu cruel y tramposa mente.

Es neurótica, no dejes que te engañe,

cree saber más de lo que de verdad sabe.

«Es que cuando apareces me bloqueo,

siento como si me acorralara el fuego…».

Si te bloqueo es para que te pares a pensar

y no des un paso sin saber adónde vas.

Te quejas y dices tener ansiedad,

me cambias el nombre, pero es solo un disfraz.

Esto te ocurre muy a menudo,

no te das cuenta de tu temor al futuro.

En el fondo, soy yo, tu miedo,

escúchame y no me dejes para luego.

«No sé exactamente qué es lo que me asusta,

pero siento que vivo en la penumbra…”

¿Estás preparada? ¿Quieres que te lo diga?

¡No es otra cosa que tu miedo a la vida!

«¿¿Miedo a la vida?? ¡Eso no puede ser!»

Cierto miedo a la muerte, tal vez…»

La vida y la muerte siempre van de la mano,

el amor y el miedo son sus hermanos.

No puedes vivir sin ninguno de ellos,

son la paradoja que dirige este juego.

Si temes a la muerte temes a la vida,

si aceptas ambos, vivirás con alegría.

Temes equivocarte, ganar y perder,

pues te da pánico dejar de ser.

Tienes miedo a que el mundo se olvide de ti

y que ello te impida poder ser feliz.

Te repito que tienes miedo a la vida,

no confías en su infinita sabiduría.

Ten confianza en lo que ella te ofrece,

no tengas miedo ni culpes a tu suerte.

Oh, qué bien, ¡por fin me abres la puerta!

Te agradezco que al menos asomes la cabeza.

¿A que no soy tan feo como pensabas?

Comprendo que mi voz no infunde confianza…

«Vaya, pues es verdad, no eres para tanto…

Sí, reconozco que me había equivocado.

Ahora que te veo me siento mucho mejor,

¡solo eres producto de mi imaginación!

Puedo crearte y deshacerte a mi antojo,

aunque antes debo mirarte a los ojos».

¿Has visto qué fácil era?

¡Solo tenías que abrirme la puerta!

Ale, pues ya me voy más tranquilo,

Recuerda que volveré, soy travieso como un niño...

La próxima vez acéptame, dame un abrazo,

y me iré satisfecho de haberte ayudado.


«Abrazando nuestros miedos nos abrazamos a nosotros mismos. De esta manera estaremos aceptando nuestros defectos y transformándolos en virtudes para poder así desplegar todo nuestro potencial».

Isla

«Miedo es lo que la mente siente; ansiedad es lo que el cuerpo siente cuando la mente tiene miedo».

Eckhart Tolle


Escúchala:



|

Aviso legal | Política de privacidad